LETRAS BAILONAS:

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jueves, 18 de noviembre de 2010

TEXTO LIBRE: AVENTURA EN LA SELVA


Una vez, un lémur llamado Esmerdo, salía de su casa y se iba a pasear. Vio a la Mona Ramona, que era una cotilla. Su a miga, que era su sombra, le escuchaba. Decía:
-¿Os habéis enterado? La Rana Mariana, ayer se bañó en el lago Guacamole, ¡y ha desaparecido!
- No me digas eso.-dijo la Cangura Maguna, que era la amiga de la Mona.
- ¡Eso es absurdo!- Interrumpió Esmerdo.
-¿Cómo que absurdo?¡Eso si que es absurdo! Está claro que hay algún monstruo y... Bueno, que hay un monstruo en el lago Guacamole...-razonó Ramona.
- Vale, puedo demostrar que no hay nada en el lago.- dijo Esmerdo.- Si demuestro que no hay ningún monstruo, o que es alguien que está intentando asustarnos, me das 1.500 diamantes, y viceversa.
Al día siguiente, Esmerdo se llevó un hacha, y partió un tronco seco que estaba a la orilla. Se recorrió todo el lago flotando sobre el tronco, pero nada. Le pareció oír un grito. Fue nadando a toda velocidad. La Cangura Maguna estaba aterrorizada. Su hijo estaba bañándose en el lago, y de repente había aparecido un monstruo y se lo había tragado. Esmerdo, que no quería pagarle los 1.500 diamantes a la Cangura, tuvo que fabricarse un tubo de 4m. de largo para poder bucear sin tener que salir a respirar. Al día siguiente, todo decidido, se metió en el lago. No vio nada interesante, solo un fantasma de cangrejo gigante cocinero, y un alien. Sólo eso. Pero se percató de una cosa: la Rana Mariana. Se dirigió a ella para decirle que la Mona Ramona había dicho que había desaparecido.
Justo entonces intentó atacarle un monstruo rarísimo. Tenía branquias, escamas moradas y pies para poder andar por fuera del agua. Persiguió a Esmerdo hasta la orilla, y fuera del agua también, pero el monstruo no podía respirar y volvió al lago.
Preparó una red para atraparlo al día siguiente, y llevarlo a tierra para que esa cotilla de Ramona pudiera verlo. Se metió en el agua con el tubo de 4 metros y con la red. Vio en el mismo sitio a la Rana Mariana. Y se acercó a ella. Volvió a atacarle el monstruo, pero esta vez, en vez de huir, lo atrapó con la red. Lo llevó a la orilla cuando dijo:
-Vale Esmerdo, has ganado.
-Esa voz... ¡MONA RAMONA! ¿Porqué estabas aterrorizando a todos?
- No he aterrorizado a nadie, pero al ver de que estabas todo convencido de que no había ningún monstruo, me disfracé para cuando tú llegaras al lago.
-Vale....¡ME DEBES 1.500 DIAMANTES!

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